Thursday, December 31, 2009


Profecías para el 2010

Belkis Cuza Malé

Para comenzar, la palabra que oigo desde ayer es cambio. Un año de cambios positivos, de muchas cosas tomando su lugar, de energías redentoras, de paz y sosiego en medio de cualquier contingencia, porque el Arcangel Gabriel está trayendo su mensaje de alumbramiento sobre este nuevo mundo. Sí, Nuevo, con mayúsculas. La luz del cielo ha de cubrir las tinieblas que matizaron muchas vidas a lo largo de los doce meses transcurridos. La paz como joya que ha de coronar ahora se alza victoriosa en un terreno vetado hasta hace poco. Hablaremos con sabiduría y confianza en el porvenir,
Destronaremos a más de uno que, desde el poder mal habido, se creía inmortal, eterno, sentado en la silla del Emperador . Habrá justicia divina.
2010 es un año del Espíritu Santo, un año donde el número 3 es la suma de lo nuevo y poderoso que ya se alumbra tras sus dígitos. Es una cifra que contiene el duro 2001, de infausta recordación por los ataques terroristas a las torres. Ahora, los cambios se darán en esa movida que acelera la energía positiva. Un cambio como éste sólo se repetirá cuando vuelvan a cambiar de lugar los números de esta fecha, en el lejano 2100. Sí, para entonces todavía estará nuestro planeta Tierra girando alrededor del sol. No tengan miedo, descarten toda mentalidad negativa en torno a esas predicciones sobre el 2012.
Paren también, por favor, de pensar a toda hora en la crisis económica. En realidad la hemos creado nosotros con nuestra visualización negativa, con el miedo y las medidas subsiguientes que desencadenaron por sí mismas la situación que estamos afrotando. El miedo ha sido la tónica del 2009. Y como nada es eterno y tras la noche llega el día, el 2010 viene cargado de buenas vibraciones, de cambios a todos los niveles: universales, nacionales, y personales. Si está sin empleo, tendrá ahora hasta dónde escoger; si está soltero puede que se case cuando menos lo espera; si está enfermo, se acelerará su sanación. Pero mucho cuidado, porque si ha estado haciendo daño, también los cambios van a a afectarlo negativamente, de acuerdo a las Leyes Espirituales de Dios.
El año 2010 es un período de sanación espiritual en nuestras vidas, donde se pondrá a prueba nuestra capacidad de renovarnos, especialmente en el orden interno. Aunque también podremos lograr metas a nivel personal: terminar lo inconcluso, cosas que hemos dejado pendientes, o planes de todo tipo para los que nos han faltado la voluntad y la constancia.
Es el año del cordero, así oigo. Año de acercarse con compasión a los animales, de bendecir la casa con cosas tan simples como ésas que nos da la naturaleza: flores, esencias y aceites naturales. Plantas que aceleren nuestra curación espiritual, que limpien nuestro habitat. Muchas flores (salvajes, mejor) y mucho incienso.
En agosto se anuncia gran terremoto en China, y mucha gente perdida. También maremoto (quizás una especie de sunami) en el sitio de *la puerta de oro*. Y como quise saber de qué *puerta de oro* me estaba hablando el Espíritu, busqué y encontré que a Barranquilla, en Colombia, le llaman *la puerta de oro*, pero también al puente de San Francisco, en California.
Americanos -- oigo que me dicen--, logran victoria sobre japoneses. Historia de ancestros salen a la luz para facilitar la búsqueda de una civilización perdida.
Llamas en el continente suramericano traerán nuevas pérdidas de vidas a los isleños de un país que tiene frontera con Honduras. Muerte del antiguo mandatario. Se habla de suicidio inducido.
Cosechas fabulosas para los que tienen dinero todavía en la Bolsa de valores de Wall Street. Una corporación americana de gran prestigio toma las riendas del servicio de correos en Estados Unidos. Y no ha de tardar mucho en que se coticen las acciones de éste en la Bolsa.
Jueves Santo y fecha de algo especial que sacudirá al mundo con sus enseñanzas. Luz de colores en el cielo y más.
Cuba, que mueve la noira, se estanca aún más, con predicciones de hecatombe, de ruidos en el sur de la isla. Muerte por agua de alguien que maneja los hilos del poder. Raúl Castro invierte los símbolos y se convierte en un *abanderado* de las reformas que le exige el pueblo. Pero dura lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Golpe de estado y militares jóvenes en el poder. Algo que ya se predijo desde el año 1995. Mano de hierro sobre la Isla. No habrá acuerdos nuevos, más que los necesarios, entre Cuba y Estados Unidos. Ante la alarmente situación política, el Presidente Obama no tiene alternativas de paz a la vista y envía a Hillary Clinton a negociar, entre otros, la Base de Guantánamo.
Aparecen papiros en Egipto sobre la *inmortalidad* del alma, y el karma. Y también una pirámide en la costa de un país africano.
Marte tiene agua con sustancias poderosas que traerán cura a muchas enfermedades de los terrícolas. Nuevo viaje a la luna de artefacto controlado por la Nasa se tropezará con la evidencia de extraterrestres.
Muere personaje histórico que tiene su casa en Baltimore.
Aceleran el proceso de legalización de los indocumentados en Estados Unidos. Una puerta que se abre para los que no hayan cometido crímenes. Especie de amnistia pero con ciertas condiciones.
Hugo Chavez pierde su *trono* en la comparsa del ALBA y acaba entre garrotes, luego de escaramuza militar.
Irán termina --a la fuerza, puede decirse-- sus aspiraciones atómicas y hay nuevo gobierno de coalición.
Afganistán enfrenta a los rebeldes, y ayudado por las fuerzas internacionales, hay periódos de paz. Para entonces, aparecerán los restos de Bin Laden, muerto desde finales del 2001.
Vuelve a ser noticia el Emperador de Japón, cuando se descubra conspiración en torno a su gobierno.
Sepultado el Papa.
Aseguran que la Fuerza Aérea de Estados Unidos descubrió una conspiración terrorista entre sus filas.
La economía se recupera para mediados de junio, con el beneplácito del mundo. El precio de la gasolina baja y también los intereses sobre las propiedades, y mucha gente recupera sus viviendas en este país, tras nuevo plan de ayuda del gobierno.
El espíritu de Roosevelt preside La Casa Blanca. Incluso hablan de haber visto su fantasma.
Paz y cambios beneficiosos para la mayoría vendrán sobre Norteamérica, con hallazgos de petroleo en Canada.
Una niña convertida en Reina de un país europeo. Muere el Príncipe consorte de Inglaterra.
Madonna en la cartelera, vuelve a las noticias. Ahora se trata de su hija. Y Hollywood resucita a una estrella del Rock.
Violencia en Madagascar. Ola de frío en Rusia.
Lo que suceda en el 2010 a nivel personal es parte de la creatividad nuestra, del control que tengamos sobre nuestra mente, y de la voluntad de triunfar sobre los obstáculos que se presenten. Con fe se mueven montañas. Aprenda, pues, cómo se hace y será un año lleno de bendiciones.
!Feliz 2010, mis queridos amigos! Muchas bendiciones.

Wednesday, December 30, 2009




Mis flores y piedrecitas mágicas para despedir el 2009

Achilles y yo en casa antes de irme a celebrar la Nochebuena

Belkis Cuza Malé

En mi blog de arte, http://www.belkiscubanparadiseart.blogspot.com/, he puesto las flores que pinté para Navidad, así como mis piedrecitas mágicas para bendecir a los amigos.
En unas horas, si Dios lo permite, estaremos celebrando la llegada del 2010. Con luna llena y profecías, también. Ya les diré.
Qué la Luz, el Amor y la Prosperidad iluminen sus vidas.
En el Nombre de Jesús: Muchas bendiciones para el 2010!

Sunday, December 20, 2009

LINDEN LANE MAGAZINE EN PADILLA CIGARS

Belkis Cuza Malé

A pesar de que Miami amaneció bajo una capa de lluvia y no paró hasta entrado el atardecer, pudimos presentar el nuevo número de Linden Lane Magazine, tal como lo habíamos anunciado. Agradezco en primer lugar a Baltasar Santiago Martin, y a la Fundación Apogeo que él dirige, su ayuda y gentileza organizativa. Sin ello, me hubiera sido muy difícil reunirme el viernes en Padilla Cigars con los amigos que generosamente acudieron a la presentación, Fue un placer verlos y compartir ese repertorio de anácdotas que a lo largo de 28 años de publicación han ido incrementándose y pertenecen ya a la vida intlectual del exilio.

Creo que hacía siglos (quizás 20 años!!!) que no me encontraba con los escritoes Yara González, su esposo Matías Montes Huidobro, y Orlando Rossardi: qué gusto volver a verlos. Y también a Armando de Armas, periodista y novelista de primera. Y al resto de los que se acercaron a la Pequeña Habana para compartir el nuevo número de LLM: Gracias a todos..

Y gracias también a los colaboradores de este número, a los amigos que siempre me han tendido una mano, y a Dios por permitirnos seguir existiendo y hacer realidad nuestro magazine.

Estas fotos son de Jorge Gómez.



Fotos de Bernardo Diegues y Baltasar Santiago Martin:

Monday, November 09, 2009

Linden Lane Magazine en La Casa Azul

Acabamos de añadir este nuevo
número de LLM a nuestra
web site de La Casa Azul.
Allí podrán abrir el PDF y leer
el número completo, gracias
a Karin Aldrey, esa extraordinaria
artista y amiga, que nos
ha confeccionado una
hermosa portadilla
para el enlace. Pasen y
lean este número
homenaje a la pintora
cubana
Carmen Herrera.

Esta es la dirección donde podrán leerla

http://www.lacasaazul.org/Linden_Lane_Magazine_VOL_1_2_3_4_2009.html

y aquí podrán comprar la edición impresa:

http://magcloud.com/browse/Issue/44599


Friday, November 06, 2009


El nuevo nùmero de Linden Lane Magazine

Acaba de salir el nuevo nùmero de Linden Lane Magazine, correspondiente al Volumen XXVIII Nos. 1, 2, 3, 4 del 2009. Un verdadero milagro, en medio de las dificultades que hemos tenido que afrontar este año.
LLM rinde homenaje ahora a esa gran pintora cubana, CARMEN HERRERA, y agradece a Gustavo Valdès, en especial, por haber facilitado el encuentro con la artista. Tambièn damos las gracias a Diana Alvarez Amell (Carmen Herrera: la inconstante armonìa) y a Zoè Valdès (Carmen Herrera: como un rumor en el ojo) por sus textos.
El nùmero se honra tambièn con las colaboraciones de Juan Abreu (Viaje a la India); Mabel Cuesta (La tìa Sara); Juan Domingo Arguelles (Dos homenajes: Heberto Padilla / Octavio Paz); Guillermo Aldaya (poemas); Ana Cabrera Vivanco (Dulce Marìa Loynaz); Baltasar Santiago Martìn (Chamaco, tragedia urbana, nocturna y postmoderna);Yara Gonzàlez Montes (El lirismo vital de Orlando Rossardi); Mario A. Garcìa Romero (Helio Orovio); Juan Cueto-Roig (Tres grandes poetas, traducciones de Emily Dickinson, Silvia Plath, Maya Angelou); Carmen Navarro (La fundaciòn de Santa Elena de Yarayà)y Notas de Libros: Diario para Uchiram,de Julia Miranda, por Josè Sànchez Boudy, y La otra mejilla, de Belkis Cuza Malè, por Maya Islas. El nùmero està ilustrado con la pintura de Carmen Herrera, y un cuadro de Orestes Puente, pintor cubano residente en Ontario.
La nueva tecnologìa nos permite ahora publicar LLM a todo color y en excelente papel. Y gracias tambièn a esa tecnologìa los sistemas de distribuciòn han cambiado. Y tambièn el precio de suscripciòn a la revista. Los que deseen comprar un ejemplar de este nuevo nùmero pueden hacerlo directamente con la empresa que nos publica, en el enlace aquì señalado. Continuaràn las suscripciones a partir del 2010 (con un precio de $30 para individuos y $60 para universidades).
Hemos eliminado las copias de cortesìa que solìamos enviar por correo, y que contribuìan a la miseria de nuestra publicaciòn porque los lectores parecen no apreciar en todo su valor lo que se les regala. De ahora en adelante, los que deseen una copia deberàn comprarla a http://www.magcloud.com/
o a nuestra redacciòn. El precio del ejemplar es $7.20 màs gastos de envìo. Deben pagar con tarjeta de crèdito, o pueden comprarla directamente a nosotros, enviando cheque o money order a nuestra redacciòn.
Nuestro email sigue siendo el mismo BelkisBell@Aol.com o el de la revista, lindenlanemag@aol.com.

Pueden hojear el magazine si usan el link de MagCloud que les damos acà, y pronto podràn leeerla tambièn en forma digital en la web de La Casa Azul, cuando, de segurto mañana, hayamos hecho la conexiòn a nuestra pàgina, con la portadilla de enlace que nos prepara nuestra querida Karin Aldrey.

Espero que este nùmero sea del agrado de todos, y lo compren, pues serà una forma de contribuir a la existencia de los pròximos LLM.
Gracias en especial a nuestros anunciantes: Padilla Cigars, Ediciones Universal, Josè Raymundo Graña/Policìa Astral, y Ars Atelier.
Y gracias a Dios por haber hecho posible este milagro. Con Dios todo es posible.









Tuesday, November 03, 2009

Isel Rivero en La Casa del Agua (LCA)

Belkis Cuza Malè

Ayer lunes 2 de noviembre nos volvimos a reunir en La Casa del Agua (léase La Casa Azul). Un encuentro con una invitada especial, Isel Rivero, la poeta cubana residente en Madrid.
Han pasado más de 40 años desde que Isel publicò en las Ediciones El Puente, en La Habana de 1960, ese imprescindible libro suyo, La marcha de los hurones, y tras lo cual la propia autora se marchó del país, dejando una estela inolvidable y extraña. ¿Qué era aquello de La marcha de los hurones, me preguntaba siempre, quién era esa muchacha misteriosa que escribió aquellos versos formidables? Parece mentira, pero sólo ahora he tenido frente a mí a la autora. Claro que, durante todos estos años hemos estado en comunicación, y poemas suyos han aparecido en Linden Lane Magazine. Pero sólo ayer, repito, la conocí en persona. Y aunque los años han pasado, descubro en Isel una secreta juventud que salta a la vista cuando sonríe. Y también, esa paz que se desprende de su aura.
Fue una reunión entre amigos poetas, más que una reunión literaria. El primero en llegar fue Juan Cueto, seguido de Reinaldo García Ramos, quien traía a la invitada. Luego apareció Elena Tamargo, poeta y germanista. A mitad de camino se nos perdió Alejandro Lorenzo, quien fue a parar, me dice, a Fort Lauderdale, pues no encontró la dirección y tampoco oímos el teléfono. Lo siento, como siento que José Graña no haya podido tampoco venir con su guitarra. Faltó además nuestra querida Karin Aldrey, quien andaba por esos lares insondables de Kendall. Y la extrañamos.
Tarde linda, en la que al final decidimos sentarnos a comer en el patio, junto al agua, mientras la brisa suave que subía del canal nos abanicaba. Adormecidos tras la comida, y de la mano de Elena Tamargo, nos trasladamos a la Cuba, su Cuba, de otra poeta, esta vez se trataba de Mercedes Matamoros, contemporánea de José Martí, para saltar luego, de pronto, al México de Trosky y las anécdotas sobre Yuri Papov. Yuri, el ruso que dirigió durante años el Museo de Trosky en México, y amigo de muchos años de Heberto Padilla.
Tras el almuerzo, que cociné con gusto para mis invitados, y el delicioso brazo gitano de guayaba (traido por Reinaldo), y agotados los vinos, cuando ya todos se habían marchado, y la noche era presencia, llegó Baltasar Santiago Martin. Asoleado, pero feliz de compartir aunque fuesen los sabores del almuerzo y la conversación. A tiempo para retratar la luna entre palmeras y cocoteros, luna llena. Inmensa.
Y es como si oyese la voz serena de Isel, leyéndonos el poema que rescato ahora de su Relato del horizonte:

Es la voz de la memoria
precipitándose sin palabras
Al espacio innombrable
Del silencio...

Les dejo aquí las fotos de la reunión

Friday, October 16, 2009


Entrevista en Marti Noticias, hoy

Agradezco a Armando de Armas por la entrevista que me hizo para Marti Noticias (Radio Martí) y que aparece hoy en su sitio web. Este es el link:

http://www.martinoticias.com/FullStory.aspx?ID=52804301-8BC7-4A9D-A486C808B172C58D

Belkis Cuza Malé, Heberto Padilla y el tiempo roto

La poeta y escritora cubana exiliada, Belkis Cuza Malé.
(Martí Noticias, A. de Armas) - Belkis Cuza Malé nació en la ciudad de Guantánamo, en Cuba, y estudió Humanidades en la Universidad de Oriente. Casada con el poeta Heberto Padilla, padeció junto a él persecución, acoso y encarcelamiento por parte de las autoridades del régimen de la isla en lo que la historia recoge como El Caso Padilla, en 1971. Exiliada en Estados Unidos desde 1979, ha fundado y dirigido las publicaciones Linden Lane Magazine y la Casa Azul. Ha publicado los libros El viento en la pared,1962. Los alucinados, 1963. Tiempos de sol, 1963. Cartas a Ana Frank, 1966. El clavel y la rosa: biografía de Juana Borrero, 1984. Woman on the Front Lines, 1987, y Elvis. The Unquiet Grave or the True Story of Jon Burrows, 1994, y Juego de damas, 2002. La otra mejilla, 2008.

Belkis Cuza Malé es entrevistada por Armando de Armas, en exclusiva para MartiNoticias.

MN. ¿Por qué un poemario como Juego de damas permanece prácticamente inédito por tres décadas?
BC. Porque vivimos en el exilio y los editores están más interesados en los que permanecen en la Isla. Con contadas excepciones, no hay editoriales para nosotros, ni invitaciones, ni viajes, ni nada. Y mucho menos para la poesía.
MN. ¿Considera usted que hay una censura sin afeites, como la ejercida por el régimen cubano, pero también una censura sutil sustentada en lo políticamente correcto, dictadura de la moderación, como la ejercida por la academia y las editoriales en occidente?
BC. Yo he vivido las dos clases de censura. No soy negativa, soy rebelde, batallo, no me dejo aplastar, pero he preferido vivir mi propia vida, hacer Linden Lane Magazine, abrir La Casa Azul, a buscar editores para mi obra. No soy un caso aislado, los intelectuales cubanos del exilio continuamos siendo unos apestados. Casi como lo éramos en Cuba.
MN. ¿Cómo conoció a Heberto Padilla? ¿Alguna anécdota al respecto?
BC. Conocí a Heberto el 6 de febrero de 1962, en la premiación del Concurso Casa de las Américas de ese año. Tanto él como yo quedamos finalistas en esa ocasión. Yo con mi libro Tiempos de sol, y él con su excelente El justo tiempo humano. Yo no había cumplido aún los 20 años, pero me llamó la atención ese poeta que hablaba con pasión desbordante. Tuve la impresión de que lo conocía de alguna otra época, de siglos atrás, y por eso le dije: ¿De dónde lo conozco?
MN. ¿Era Heberto un seductor?
BC. Sí, era decididamente un seductor. Un hombre de mucho encanto a la hora de hablar.
MN. ¿Cree que era ineluctable que usted y Padilla se encontrasen en el tiempo y en el espacio, más, en ese tiempo y en ese espacio?
BC. Sí, claro. Era inevitable que nos encontrásemos en ese espacio y en ese tiempo. Y que yo colaborara con él en llevar adelante su misión. La mía de entonces era parte de la suya. Al menos, la misión que tenía con él. Nunca he dudado de esto. Me sentía y me siento comprometida con él en ciertas cosas. Por eso guardo su archivo e intento poner en orden su obra dispersa y todo el material que dejó. Y por supuesto, seguir protegiendo su memoria porque hay quienes no se cansan de intentar hacerle daño, aún después de muerto.
MN. ¿Cree en la vida más allá de la muerte?
BC. Por supuesto, tenemos un alma y ésta continúa viviendo eternamente. Y pasamos a otra dimensión a encontrarnos con Dios.

Belkis Cuza Malé y Heberto Padilla.
MN. ¿Cree en la reencarnación?. De ser positiva la respuesta. ¿Le gustaría volver a vivir al lado de Herberto?
BC. A veces creo, y a veces no. No me entienda mal. A veces he sentido que he sido alguien más, que he vivido al lado de Jesucristo, y caminado junto a él, como una más. También en algún otro momento creí que podría ser la poeta cubana Juana Borrero, muerta en 1896, en Cayo Hueso, pero mi maestro espiritual José López del Río me convenció de que no, que yo era otra persona. Nunca supe quién, porque él murió sin decírmelo.
Pero la idea de la reencarnación me seduce, aunque sé que como seres humanos somos únicos, irrepetibles.
Me encantaría encontrarme con Heberto de nuevo. Vivir no sé, jajaja.... A menos que no me llame más Luisita, nombre que ni él ni yo supimos nunca por qué usaba con frecuencia. Otra cosa esotérica que nos unía.
MN. ¿Qué sintió usted cuando estuvo por primera vez ante el manuscrito de Fuera de juego?
BC. Yo viví junto a ese manuscrito durante los dos o tres años que se fraguó y escribió. Y luego fui yo quien lo llevó personalmente a la Unión de Escritores el día del cierre de admisión, a las 12 de la noche. Esperamos hasta el último momento, cuando yo no podían hacer nada para impedirlo. Yo se lo entregué personalmente a Blanquita, la secretaria de la UNEAC, fue él último manuscrito en entrar al concurso. Me sorprendió esa poesía que decía cosas nunca antes escuchadas, que era tremendamente bella. Algunos de esos poemas hablan de mí (como Una muchacha se está muriendo entre mis brazos) y otros, de nuestra relación. Un hermoso libro que no ha dejado de hacer historia. Por supuesto, el primero que tendría que reconocer esto es el tirano de Cuba. Heberto fue profético.
MN. Se dice, creo que con razón, que hubo un antes y un después del Caso Padilla en las relaciones entre el castrismo y la intelectualidad en la isla y en el exterior. Pero, cuénteme, como fue para usted estar allí, vivir, formar parte de la Historia?
BC. Fue muy difícil, horrible a veces, con todas esas persecuciones y los agentes de la Seguridad del Estado colados en nuestro apartamento haciéndose pasar por amigos. Y yo espantándolos como se hace con las cucarachas, aunque sin conseguirlo, porque volvían y volvían.
Pero a pesar de los pesares, viviendo peligrosamente, vivimos los años más intensos de nuestra relación, y yo no cesaba de aprender de todo lo que decía Heberto, que era un hombre extraordinario, un intelectual como pocos, pero con los pies muy bien puestos en la tierra.
MN. Heberto Padilla defiende públicamente a Guillermo Cabrera Infante y ataca a Lisandro Otero, cuando El Caimán Barbudo le pide su opinión sobre Pasión de Urbino, novela que meses atrás había ganado mención en el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral, dando pruebas, a mí entender, de ser Heberto un hombre que se la jugaba por un amigo. ¿Se mantuvo esa amistad en el tiempo? ¿Cómo recuerda a Guillermo Cabrera Infante?
BC. Sí, recuerdo bien los tiempos esos, y la defensa de Heberto a Guillermo Cabrera Infante. Lisandro Otero era lo que nosotros los cubanos llamamos un bofe, un tipo peligroso, con poder y de la Seguridad del Estado. Aspiraba a ser Hemingway, pero se quedó en el hueso.
Heberto defendió a Guillermo por razones casi esotéricas. Lo hace aprovechando la coyuntura de que le piden la opinión sobre la novela de Lisandro. Pero estaba pendiente el incidente donde habían bajado del avión a Guillermo cuando regresa a Cuba tras la muerte de su madre. Creo que sabía a lo que se exponía sacando a luz un asunto tan peliagudo como lo que le pasó a Guillermo con la Seguridad del Estado. Fue un modo de atacar esa política, de abrir una brecha en ese muro que ya comenzaba a levantarse en Cuba contra la verdadera libertad de expresión.
Siempre se mantuvo esa amistad entre Guillermo y Heberto, y a lo largo de los años siguieron viéndose y conversando. Guillermo incluso me envió un artículo inédito para Linden Lane Magazine.
MN. ¿Algún libro en el que trabaje actualmente?
BC. Sí, mi libro La buena memoria, donde cuento el Caso Padilla, nuestra vida allá y parte de los años en Estados Unidos.
MN. ¿Regresaría Belkis Cuza Malé a vivir en una Cuba en libertad?
BC. No lo creo, aquello no se compone fácilmente. Yo no aspiro más que a la tranquilidad y el orden. Me hubiera gustado que se hiciera un museo en la casa de los Borrero en Puentes Grandes, el museo del siglo XIX o algo así, pero creo que mi misión va por otro rumbo. Si Dios nos presta vida, como dicen los mexicanos.



http://www.martinoticias.com/FullStory.aspx?ID=52804301-8BC7-4A9D-A486C808B172C58D

Tuesday, September 29, 2009

Adios, mi querida Boomer!

Ayer por la tarde se fue mi querida Boomer. Había estado a mi lado 13 años, y siempre fue ese ser noble y callado, que ni siquiera ladraba. Una husky dotada, como los de su raza, de un especial sexto o séptimo sentido --quién sabe--,capaz de leer mi pensamiento, de adivinar cuándo yo había decidio sacarla a caminar por el vecindario. O de por qué lloraba.
Tenía los ojos negros, bellísimos,como diseñados con pincel, y me miraba desde algún sitio del alma.
La encontré muerta, es decir, dormida, tras varios días de mucho sufrimiento. Creo que esperó a que yo saliera brevemente de la habitación para ahorrarme la despedida, que hubiera sido otro momento verdaderamente triste, cuando uno se siente impotente ante la muerte.
Subió al cielo su alma, porque los perros tienen también una, aunque quizás de otra naturaleza. No lo sé, pero estoy segura de que hay un ángel más allá arriba, y de que no se apartará nunca de mí, al igual que no lo han hecho ninguno de mis adorados perros y gatos que partieron antes que ella.
Dios te bendiga, mi inolvidable Boomer, la dulce y tierna Boomer.

Thursday, September 24, 2009


El otro Heberto: desde el fin del mundo


María Padilla y su padre, Heberto Padilla, en La Habana, a mediados de los setenta.

Belkis Cuza Malé


Los poetas son profetas, aunque casi nunca en su tierra. En el caso de Heberto Padilla no cabe dudas de que vaticinó en Fuera del juego mucho de lo que hoy vemos en la Cuba castrista. Por eso, aquéllo de que *no fue un poeta del porvenir*, como afirmó en uno de sus versos, no me parece justo, ni acertado. Sin jactarse de predecir el futuro, lo encontramos siempre *leyendo* el porvenir. *Pablo, cuando yo muera*, dice en verso temprano, adelantandose a los años, aunque puede afirmarse que nunca buscó claridad en torno al tema espiritual. Lo suyo no era la metáfisica, sino la filosofía, la búsqueda de una verdad que encajara en sus propias angustias existenciales.
Su única referencia religiosa se remonta a aquella escuela de monjas en Pinar del Río, donde estudió hasta el tercer grado. Le conmovía recordar el ambiente del convento al que estaba adscrita aquella escuela de su infancia. Ya de mayor, no buscará a Dios del modo tradicional, a pesar de que parecía atormentarlo un dolor ontológico muy profundo, que no sabía expresar más que a través de la depresión. A veces repetía los versos del Eclesiastés, como para apoyarse en su propia duda.
Luego, en aquella revista de la iglesia episcopal, que dirigía por entonces Vicente Echerri, escribíó el único texto donde intentaría poner en claro su a ratos agnosticismo. *Alguien paso* fue el título escogido para nombrar su asombro ante lo innombrable.
No sé si aquello del cielo y el infierno le ofrecía techo moral, porque como digo se
alejó del tema para adentrarse en aquel otro que a mí me inquietaba, el de la Historia. Sí, yo, que no entendía nada de esa conjura extraña que significaba la razón social, me quedaba siempre a ciegas, mientras Heberto buscaba en la realidad inmediata una excusa para no creer.
*Callate, bruja*. Le oí decir a ratos, casi riendo, atemorizado porque yo abriera la boca y empezara a leer destinos y accidentes en alguna fiesta a los que alguna que otra vez solían invitarnos, antes de que se produjese el Caso Padilla. Supongo que se avergonzaba de estar casado con una *pitonisa*. Pero yo disfrutaba llevándole la contraria.
Hubiera preferido, decía muy en serio, una doctora en farmacia, o una científica, alguien alejado de su propio mundo intelectual. Le cansaba estar el santo día hablando con una mujer que repetía todo el tiempo lo mismo que él, y que de contra le leía el porvenir.
Pero el 24 de septiembre de 2000 se hizo el silencio. Su voz calló, y tras su partida apenas si recuerdo haber soñado una o dos veces con él. Lo mismo me ha sucedido con familiares y amigos muertos, como si se alejaran hacia un espacio infinito e inaccesible.
En octubre del año pasado, mientras seleccionaba los libros que traería conmigo a la Florida, descubrí la presencia de Heberto muy cerca de mí. Sacar el polvo a esos libros me hizo abrirlos y encontrar números en la primera página indicando fragmentos del libro que habían llamado su atención, al igual que pequeñas notas sobre los más variados temas, sin relación alguna con el libro, en la última página. Allí estaba él, con su inolvidable caligrafía, escribiendo mensajes que a primera vista parecían códigos indescifrables. !Rescua de números, teléfonos, nombres, títulos de algo, pensamientos al vuelo, qué sé yo! Mensajes a mi persona, nunca antes leidos. ¿Cuándo los escribió? ¿Cómo no los había visto antes? Mensajes respuestas, quizás advirtiéndome, protegiéndome de extraños peligros. O porque, como dice en uno de sus poemas, *está obligado el ojo a ver, a ver*.
El, que parecía despreciar el oficio de lector espiritual, se comporta ahora como uno más: abro un libro y allí está su mensaje. Y sé que es un mensaje actualizado, con vida, una referencia inmediata a algo que debo conocer, o que me inquieta.
Una tarde de este agosto, mirando el azul descendiendo sobre el mar, abrí un libro al azar y descubrí mi nombre; a solas allí, tanto como lo estoy yo, escrito con su hermosa letra de calígrafo japonés: Belkis. Eso era todo. Acompañado del silencio atronador del más allá.

*Hoy se cumplen nueve años de su partida.
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Sunday, September 13, 2009


En este parque, con Juan Almeida: mi primer diseño

Belkis Cuza Malé

Corría 1967, a poco menos de un par de meses de que el libro de poemas de Heberto Padilla, Fuera del juego, ganase el Premio Julian del Casal, de la Unión de Escritores, libro que marcaría un hito en la literatura cubana y que inauguraría la disidencia contra el régimen castrista,
A su regreso de Europa, a donde había viajado como representante del Ministerio de Comercio Exterior para los países escandinavos, y tras renunciar a la oferta de que se hiciese cargo de las oficinas en París, Heberto se lanzaría en la peligrosa aventura de enfrentarse al sistema. Lo hará de súbito, ante mis ojos aterrados, cuando me lee los espléndidos poemas que ya estaban formando el cuerpo de su Fuera del juego, título que de por sí no dejaba dudas de la intención del poeta. Son los días en que de forma apocalíptica decide romper lanzas y defender a Guillermo Cabrera Infante, y atacar a Lisandro Otero, cuando El Caimán Barbudo le pide su opinión sobre Pasión de Urbino, la novela que meses atrás había ganado mención en el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral. Al sacar a la luz los atropellos contra el autor de Tres tristes tigres, por parte de las oscuras fuerzas de la policía secreta, y defender a Guillermo, en detrimento del seguroso Otero, y de su mediocre novela, Heberto no sólo se granjeó el odio del personajillo de marras, sino que provocó la ira de los represores, a los que él sin duda había acusado en esa polémica, señalándonos con pelos y señales. Era la primera vez que alguien usaba en la Cuba de entonces un espacio periodístico para ejercer el derecho a la libre expresión. Sería la primera y la última, creo yo, porque a partir de ahí, y tras la salida de Jesús Díaz, director de El Caimán Barbudo (a quien es obvio obligaron a renunciar), corren por La Habana peligrosos aires de represión. Esa polémica fue el detonador que necesitaba el gobierno para poner en práctica aquellas palabras pronunciadas por Fidel Castro en la Biblioteca Nacional en época tan temprana como 1961: *Con la Revolución todo, contra la Revolución nada*.
De modo que la acción de Heberto lo afectará especialmente a la hora de encontrar un empleo, pues ya dije que a su regreso de Europa se había negado a seguir siendo el representante comercial de Cuba en el extranjero. En un país donde el gobierno es la única fuerza de trabajo, no le iba a ser fácil sobrevivir. Recuerdo, además, las amenazas de Lisandro Otero –director entonces de la Revista Cuba Internacional, y colaborador oficial de la Seguridad del Estado—cuando se llenó la boca para decirle a Heberto: * la comida de tus hijos está en peligro*.
Pero gracias a la buena voluntad del comandante Alberto Mora (quien precisamente hoy, 13 de septiembre, se pegó un tiro hace ya 37 años). Heberto pasó a ocuparse de las relaciones internacionales en la EGREM, la empresa cubana de discos. Era una trabajo más bien burocrático, que no le iba a durar mucho, pues estábamos a unos pocos meses de *la nueva provocación´ del poeta, al concursar en el Premio Nacional de Poesía Julián del Casal.
Su pasada experiencia como fundador y director de la empresa Cubartimpex, que se encargaba de la importación de libros y arte, lo avalaban para la nueva tarea en la EGREM, aunque por esa época yo sentía que Heberto no estaba interesado en nada que no fuese abrirle los ojos a los demás sobre el peligro que ya acechaba a la sociedad cubana, tras haber residido varios años en los países socialistas y comprobar el desastre en que éstos se habían convertido. Fuera del
juego es el resultado de esa experiencia traumática, que convertirían al poeta en un verdadero profeta.
A la EGREM llevó a trabajar con él a Alberto Martínez Herrera, cuentista y ensayista, gran amigo que había estado también en Cubartimpex. Por esos días yo había sido echada del periódico Granma, donde trabajaba en las páginas culturales, y andaba en busca de empleo, y Alberto, que sabía de mi interés por la pintura y el diseño, me llamó para proponerme una colaboración. Se trataba nada más ni nada menos que de diseñar el nuevo disco LPV del comandante Juan Almeida. Recuerdo que abrí mucho los ojos y le pregunté a Alberto si estaba loco. *Pero si yo nunca he diseñado nada, y menos un disco. Y para colmo se trata de un personaje como Almeida*. Alberto me convenciò de que èl conocìa mi talento artìstico (¡!!) y de que iba a hacer un buen trabajo. Ademàs de que me pagarìan $50 pesos, entonces una fortuna.
Fue Heberto quien, con su natural instinto para el diseño, me sugirió el estilo que mejor cuadraba a aquella foto de un par de enamorados que Almeida había enviado a la EGREM y sobre la que debería elaborar el diseño. No me gustaba para nada esa pareja convencional que sin duda dejaba poco espacio para la imaginación. Pero con la sugerencia de Heberto me di a la tarea de hacer un boceto. Lo peor venia a continuación. Apenas si podía comer y conciliar el sueño pensando que estaba citada para entrevistarme con el comandante Almeida en las oficinas del Ministerio de las Fuerzas Armadas. Para colmo, el hombre estaba sustituyendo a Raúl Castro, que se había tomado unas vacaciones, o andaba viajando, y era nada menos que el ministro. Yo temblaba de pensar en ese encuentro, y en sus posibles consecuencias si no le gustaba mi diseño o si me pedía referencias como artista gráfica, o si se enteraba de que me habían echado del periódico Granma. Ya me veía entre rejas, acusada de burlarme del Ministro de las Fuerzas Armadas, héroe a su vez de la Revolución.
Temblando, y tras identificarme en los distintos puntos de chequeo, subí por el elevador hasta donde me indicaron estaban las oficinas del Ministro. La secretaria que ocupaba el buró a la entrada, me hizo pasar a un enorme salón, amueblado con estilo y modernidad, donde recuerdo que prevalecìa el color marrón. Presidiendo el sitio descubrì sin mucho esfuerzo un gigantesco y moderno tocadisco y grabadora, como ésos que sòlo se veìan en Cuba en las pelìculas.
Sola y sin dejar de temblar, con mi carpeta repleta de bocetos y papeles que yo intentaba no tirar al suelo, lo vi llegar por alguna puerta lateral. No era muy alto, un mulato de rostro agradable, con grandes bigotes, y pensé que me recordaba a Antonio Maceo, aunque de seguro el Titán de Bronce debió ser más alto. Ni entonces ni ahora mi valoración de su físico estaba asociada a la política: era sencillamente un mulato que se me parecía a Antonio Maceo. Punto.
Debió notar que yo estaba muy nerviosa cuando estreché aquella mano que me extendió con amabilidad. Nos sentamos en un sofá negro que había en el amplio salón y enseguida abrí la carpeta mostrándole mis bocetos en los que encajaba aquella foto que él se había empeñado que presidiese la portada de su disco En este parque.
Para mi sorpresa le pareció bien lo que yo le mostraba, y no recuerdo que me hubiese preguntado nada al respecto. Fui yo quien quería adelantarme a sus pensamientos, para evitar así sus preguntas. Lo vi sonreir y darme las gracias, y yo me despedí aliviada.
Ahí no terminaría mi labor con el disco En este parque, sino que además del diseño tuve que escribir la contraportada. Cuando terminé, entregué mi trabajo a la EGREM y ellos se encargaron de imprimir el disco en España. Meses después me enviaron una copia de En este parque. El diseño y la labor de edición del mismo llevaban mi firma, lo cual --dadas las circunstancias—me hizo sentir complacida. Quizás, el comandante Juan Almeida no se enteró nunca con quién aparecía en su disco En este parque. Me había graduado como diseñadora y a la vez, había pasado una prueba de fuego.
Anoche, pensando en todo esto, abrí el Gramna para leer sobre la vida de Almeida y oi su canción La Lupe, interpretada por Silvio Rodríguez. Para ser justa con Silvio (a quien detesto) y a quien conocí en sus años de rebeldía, cuando escribió una canción para Heberto y su Fuera del Juego, y aquella vibrante Para no verte tanto, contra Fidel Castro, diré que su interpretación de La Lupe, la canción con que Almeida se dio a conocer, es realmente buena. Lo cortés no quita lo valiente.
No voy a juzgar a Juan Almeida, no soy Dios, ni me interesa. He oido, y leido ( y no precisamente en Granma, sino en el blog miamiense Secretos de Cuba) que en varios instantes de su vida demostró actuar con honestidad: *Fue sustituido por el comandante Dermidio Escalona, al negarse a torturar a los prisioneros* (en Playa Girón), dice la nota de Secretos de Cuba. Este simple hecho me basta para entender que no importa dónde las circunstancias de la vida nos coloquen, siempre habrá dos bandos, el de los buenos y el de los malos. Y no hay absolutos para Dios. Tampoco debería haberlo para nosotros.
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Tuesday, August 25, 2009

Reunión en *La Casa del Agua* de LCA

Desde New York llegaron nuestras queridas amigas y escritoras Maya Islas y Mabel Cuesta, todavìa rebozando felicidad por el reciente viaje a Europa.
Fue una estupenda oportunidad para inaugurar nuestro salón literario en *La Casa del Agua*, como la bautizó Ernesto Padilla. No, no le he cambiado el nombre a La Casa Azul, pero como ahora vivo aquí junto al mar, pues así voy a llamarle en lo adelante a nuestro salón literario y artístico. Ya hemos hecho planes para reunirnos una vez al mes, así que están invitados los que se acerquen a Miami.
Aprovechamos la visita de Maya y Mabel para disfrutar no sólo de su compañía, sino de la lectura de textos de los presentes, además de las visitantes neoyorquinas, de la fabulosa mamá de Maya; Karin Aldrey; Juan Cueto; Reinaldo García Ramos; Arturo Cuenca y yo. Hasta Cuenca se entusiasmó y pidiendo papel y lápiz se encerró en un baño para darnos la sorpresa del día, un hermoso poema conceptual.
Luego de la comida (que me honré de cocinar, siempre con inventos propios), leímos cada uno de la cosecha, tomamos café, vinos, y a la caía la tarde, hubo también chapuzones en la piscina y más conversación de sobremesa.

Aquì las fotos de Karin Aldrey, menos la del patio, que es de Ernesto Padilla.

Recuerden que vamos a celebrar la próxima reunión de La Casa del Agua (La Casa Azul también) a finales de septiembre

Thursday, July 23, 2009




JUEGO DE DAMAS
reseñado por Santiago Martin en La Reina de la Noche


Pido disculpas a Santiago Martin, por haber --involuntariamente-- demorado mi comentario sobre su magnífica reseña, aparecida hace unos días en el blog de la querida Isis Wirth. A veces me suceden cosas extrañas, como no haber visto en su momento el texto de Santiago, aunque suelo visitar a diario a mi amiga Isis.
Aquì está el link para leer la reseña de Sangiago sobre mi libro Juego de damas:

http://isis-lareinadelanoche.blogspot.com/2009/07/juego-de-humanos-por-santiago-martin.html

Tras permanecer prácticamente inédito durante 31 años, Juego de damas vio la luz en 2002, en la Colección Libros de las cuatro Estaciones, que dirigía Carlos Espinosa. Fue él quien generosamente lo publicó de nuevo en Termino Editorial, rescatándolo así de la mano opresiva de la censura castrista. En abril de 1971, Rolando Rodriguez, a la sazón director del Instituto del Libro en Cuba, me llamó a su oficina para informarme personalmente que Juego de damas, que había sido recientemente publicado, contenía poemas contrarrevolucionarios, de claras alusiones a la policía, por lo que su edición iba a ser destruida. Eran los días de nuestra salida de la Seguridad del Estado, y de la recien infame autocrítica a la que Heberto Padilla y yo nos vimos obligados a aceptar, y que desencadenaría lo que se conoce como el Caso Padilla.
Cosas extrañas han continuado sucediendo con mi libro, al extremo de que la imprenta de Denver, donde Espinosa imprimió el libro, cosió al revés esa nueva edición y hubo que rehacerla. No se dieron cuenta hasta que recibimos los libros. De esa curiosa edición (ahora una reliquia bibliográfica) quedan unos cuantos ejemplares, que con gusto ilustraré personalmente para los que se interesen en obtener una copia del mismo. Los interesados pueden escribirme a BelkisBell@Aol.com, para información.
De nuevo, gracias, querido Santiago, y gracias, querida Isis, por ser tan generosos.

Nota: Foto de Belkis, por Santiago Martin, el 10 de julio de 2009, en Padilla Cigars, durante la presentación del libro Calentando el brazo, del propio Martin.
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Sunday, July 12, 2009

Presentación del libro de poemas Calentando el brazo, de Sangiago Martin, en Padilla Cigars

Santiago leyendo sus poemas





Santiago con la obra donada por el pintor Arturo Cuenca, para contribuir a Linden Lane Magazine

Santiago y Elena Tamargo
El querido amigo y pintor Arturo Cuenca con Belkis
Elena Tamargo presentando el libro Calentando el brazo












La conocida actriz cubana Ana Lidia Méndez
RigoPalma interpretando una de sus canciones

El viernes 10 de julio, presentamos en Padilla Cigars el libro de poemas Calentando el brazo, de Santiago Martin, publicado por las Ediciones Lunáticas ZV, de París, que dirige Zoé Valdés. La Fundación Apogeo, a su vez, realizó un excelente trabajo de organización para ofrecernos no sólo una breve lectura de algunos de los poemas de Santiago Martin, sino un escueto pero excelente acto cultural. La presentación del libro a cargo de la ensayista y poeta cubana Elena Tamargo fue tan apasionada como entusiasta y nos transportó a esos años vivenciales del poeta Heberto Padilla, a quien Santiago Martín dedica su libro. Por su parte, la actriz cubana Ana Lidia Méndez hizo una excelente lectura teatral de una parodia sobre la situación cubana, mientras que el joven y talentoso cantante Rigo Palma nos deleitó con sus interpretaciones.

Quiero agradecer a Santiago, en nombre mío y de Padilla Cigars, el haber dedicado su libro a la memoria de Heberto, y por su poema a mi persona. Y además, agradecerles a Santiago y a Zoé Valdés (editora del libro) por su generosidad y gentileza al donar a Linden Lane Magazine el importe de la venta de Calentando el brazo.

Gracias, amigo Santiago (Baltasar) por tu libro y tu amor a la cultura. Te deseo que la Fundación Apogeo continúe dando frutos en Miami.

Estas fotos son de Bernardo Dieguez http://bdieguez-photography.blogspot.com/

Ver el otro post sobre el acto, con fotos de Ena Columbié en http://www.lacasaazulcubana.blogspot.com/

Tuesday, June 16, 2009


Flor para un cumpleaños compartido con Tonda


Hoy, 15 de Junio, es el cumpleaños de mi querida amiga Tonda. Las cosas extrañas de la vida han hecho que ella y yo naciésemos el mismo dìa, pero con muchos años de diferencia. Nos conocemos hace casi ocho, sin que nunca nos hayamos visto en persona, pero somos tan afines como una madre y una hija bien llevadas. O como dos entrañables amigas.
Por eso, pinto para ella una flor todos los años en el día de nuestro nacimiento.
Muchas bendiciones para ti, mi querida Tonda!!!

Saturday, May 23, 2009


El Benedetti de aquellas cuarenta novelas


Belkis Cuza Malé


Los invito a que lean mi artículo sobre Mario Benedetti, a quien entrevisté en 1966 para el periódico Granma, donde yo trabajaba entonces. Era la primera visita de Benedetti a Cuba, y llegaba en calidad de jurado del Premio Casa de las Américas de ese año...





Saturday, May 02, 2009

La otra mejilla reseñada en La Revista del Diario

Por Luis de la Paz

La Revista del Diario (Diario de las Américas, Miami)

http://www.larevistadeldiario.com/news.php?nid=2480

El escenario cultural cubano de la primera década del castrismo (que ya lleva cinco) estuvo marcado por el fuerte contraste entre los escritores que de una manera cobarde y ladina se plegaron al régimen y aceptaron las reglas de “dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución nada”, la tristemente célebre frase de Fidel Castro en la Biblioteca Nacional (1961), y los que retaron de manera valiente y digna a la dictadura. En ese pequeño grupo de autores que soportaron con estoicismo los embates del aparato cultural oficial, está la escritora Belkis Cuza Malé (Guantánamo, 1942), que fue arrastrada junto a su esposo, el poeta Heberto Padilla (1932-2000), a una retractación pública de sus ideas y convicciones por el solo hecho de disentir del gobierno. El famoso Caso Padilla fue uno de los episodios más penosos que se recuerdan en las letras cubanas.

Belkis es una de las voces femeninas más sobresalientes de la poesía cubana. Desde sus primeras entregas, El viento en la pared (1962) y posteriormente con Tiempo de sol, publicado con Ediciones El Puente en 1963, colección creada por el escritor José Mario, donde se dio a conocer lo más joven y brillante de la poesía cubana de los sesenta, se apreciaba la sensibilidad de esta escritora, que en el exilio ha continuado su labor creativa y sostenido la revista Linden Lane Magazine, la publicación periódica especializada en literatura que más tiempo se ha mantenido circulando, más de treinta años. Otros de sus libros de poesía son Juego de damas (Termino Editorial, 2002) y más recientemente La otra mejilla (ZV Lunáticas, París, Francia, 2007).

Si los poemas de sus primeros libros, estaban marcados por la frescura propia de la juventud –la escritora frisaba los veinte años en esa época–, los textos que habitan en Juego de damas y en particular en La otra mejilla, traslucen madurez, distanciamiento y reflexión. Aunque en una entrevista afirma que se trata de: “un libro escrito mayormente en los años sesenta y pico y setenta en Cuba”, tal parece que el reposo y repaso de los poemas, ha cuajado en este pequeño volumen, que ofrece un alegato de fe, esperanza, confianza y amor. No hay rebuscamiento en las imágenes, ni sorpresivos giros que pretendan recalcar una sonoridad en particular. Los versos son diáfanos, el mayor peso lo lleva la idea que transmiten, la sensación que proporcionan. “Mi madre decía siempre/ que la patria era cualquier sitio,/ preferiblemente el sitio de la muerte”. Hay que haber vivido mucho y ser un desterrado para abarcar el sentido expreso de estos versos. O de estos otros: “No lo niego./ Somos un pueblo/ que huye de su destino;/ cuerpos de coral/ que el sueño devora/ con sólo mirarlos./ No lo niego”.

Conmovedores lo son también Jagüey Grande, Sábado, La alegría salvaje y Credo. A los que hay que añadir los que se encuentran al final del libro, Naturaleza muerta, Retrato y Oda para un conquistador de lo desconocido, dedicado a Padilla donde se puede leer: “Alguien, el menos indicado,/ le sobrevivió para contarnos/ que ni la vanidad ni el temor a lo desconocido/ lo apartaron del camino./ Ya no habrá regreso, ni mar,/ ni sombra./ La calumnia no perdona a sus víctimas”.

La otra mejilla es un libro hermoso que recapitula y sintetiza los golpes de la vida.

Wednesday, April 29, 2009

Que treinta años no son nada

Belkis Cuza Malé




El traje blanco sobre la cama; el refajo también blanco, regalo de Nina, la polaca del segundo piso; las sandalias transparentes, otro regalo de alguien; el bolso gris, espacioso, donde cabría lo que se podía llevar. El maletín con la única ropa permitida: tres mudas para mí y tres para mi hijo Ernesto.. Y aquellos poemas mecanografiados en papel gaceta, que eran toda mi fortuna (o mi desgracia, si se le antojaba al aduanero). Ni un centavo, ni un dollar para el viaje, pues entonces el que se marchaba debía hacerlo tan desnudo como había venido al mundo.
Domingo 29 de abril de 1979. No sé cómo habían logrado llegar al aeropuerto, pero allí estaban algunos de mis amigos, entre ellos José Cid y Carlos Verdecia, César López, Pablo Armando Fernández y otros que confundo entre el humo de la memoria, como a Miguel Barnet. Era una despedida. Todos sabíamos que no iba a regresar. Nadie lloró, ni siquiera yo, cuando abracé a mi hija de trece años que se quedaba en tierra, ni a Heberto Padilla, mi marido. Yo les había prometido que iba a remover cielo y tierra para sacarlos de la Isla, y mi viaje tenía también ese halo esperanzador, dentro de la tristeza propia de estas despedidas donde se abandonaba familia, amigos, hogar, patria, y el alma queda prendida de un hilo.
Días antes, el director de Inmigración, un joven militar con altos grados, me había citado a su oficina para coordinar los detalles de mi salida. Se movía alegre e inquieto por el despacho y finalmente fue a sentarse en una esquina de su buró, mientras me decía sonriente: ^Bueno, ¿por dónde te quieres ir, y cuándo?^: Yo casi que no podía creerlo. Durante meses había ido regularmente a Inmigración en busca de un permiso para visitar a mi madre, enferma en Miami. Algo que los burócratas y policías que controlan vida y milagro de los cubanos, no lograban entender, pero como insistía continuaban dándome falsas esperanzas. Hasta que Fidel Castro autorizó mi salida, y entonces todo cambió por arte de magia. Historia que no voy a contar aquí, pues merecería capítulo aparte.
No sólo se me abrieron las puertas de salida, sino las de la oficina del más alto funcionario de Inmigración, ahora todo halagos y consideraciones, ante la incredulidad de aquel otro vestido también de uniforme, y al que ya conocía por mis múltiples gestiones y anteriores visitas al lugar. Sentado frente a una máquina de escribir, y mientras me llenaba los documentos pertinentes, le oí el insulto "más hermoso" que he recibido en mi vida: ¨Aquí venía una periodista loca que quería un permiso para visitar a su madre en Miami^. Me rei por dentro, pero no dije nada. Aquello era casi un elogio a mi tenacidad.

Cuando el viejo Brittania de Cubana de Aviación descendió una hora después en Kingston, yo creía haber vuelto a Cuba y estar en Santiago, pues sus montañas así me lo sugerían. Sentados en los salones de espera por el avión que nos llevaría a Miami, mi hijo Ernesto, entonces con seis años, me pidió que le comprara una de aquellas barras de chocolate que veía en la tienda de enfrente, y que aunque nunca las había comido, sospechaba deberían saber a gloria. Le expliqué que no tenía dinero alguno, pero él no dejaba de insistir, y yo, entre apenada y triste, de intentar convencerlo. Hasta que una voz se alzò por encima de la de Ernesto y con ésta, el milagro solidario: "No se preocupe, aquí tiene para que le compre varios chocolates al niño", mientras me entregaba cinco dólares recogidos al momento entre un grupo de cubanos que entonces esperaban también el cambio de aviones hacia Miami. Eran parte de esos primeros vuelos de la comunidad cubana que visitaban a sus familiares en Cuba. Entre la multitud, otros tomarían el avión hacia la Isla y era óbvio que estaban vestidos con varias ropas, una encima de las otras, a fin de burlar los requisitos de peso que exigìa la aduana en Cuba.
Horas más tarde, y mientras despegábamos rumbo a Miami en el vuelo de Air Jamaica, Ernesto me comentó con complacencia y sabiduría: ¨Esto sí es un avión¨. El recién saboreado chocolate y el nuevo avión le habían devuelto la alegría que la despedida y el nerviosismo de los últimos días habían ahuyentado.
Casi una hora después, descendíamos sobre un Miami luminoso, que la noche se había encargado de transformar, del mismo modo en que mi vida y la Heberto Padilla, sin patria, pero sin amos, como decìa Martí, ya no serían las mismas.
Miro ahora hacia atrás, sin rencor, y me pregunto, parodiando a Gardel, si treinta años no fueron nada o sólo el comienzo de nuestro verdadero destino, con una nueva patria y aquella desazón de saber que siempre hemos vivido en Cuba, como diría Heberto en su poema.

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Wednesday, April 08, 2009

Sunday, March 22, 2009


The Way We Were: Eramos tan felices...

(A 38 años del Caso Padilla)


Belkis Cuza Malé

Boceto de Juana Borrero (1877-1896) para el cuadro ¨Nacimiento de Venus¨

Como vivo en un presente eterno, olvido contar los años. Pero alguien me habló esta mañana del Caso Padilla y de pronto recordé. SÍ, han pasado 38 años.
Entonces fui y busqué una foto de Heberto Padilla, una de ésas--creo que del fotógrafo francés Pierre Golendorf--, donde está con la misma ropa con que se vistió a toda prisa en presencia de los policías que vinieron a arrestarnos el 20 de marzo de 1971. Porque Heberto estaba durmiendo cuando la Seguridad del Estado tocó a la puerta fingiendo ser el hombre del telegrama. Dormía desnudo, lo recuerdo bien, pues el apartamento era un horno si el viejo aparato de aire acondicionado no funcionaba a todo dar.
Allí está todavía en la foto, con aquel jean color crema que le había regalado el poeta mexicano Efrain Huerta, y una camisa de cuadritos, donde prevalecía el amarillo. Aparece rodeado de nuestros libros, de la máquina de escribir y de algunos afiches, como aquel del fotógrafo norteamericano Lee Lockwood, y otro, una reproducción de un Roualt, que ponían una nota de color en el pequeño apartamento que dentro de su modestia quería ser también hogar de escritores.
Nunca he entendido la forma en que lo describió Jorge Edwards en su libro Persona Non Grata. Porque mal que bien, nuestro apartamento de entonces, en la calle O y HUmboldt, a una cuadra de la Rampa, era un sitio amable,como digo, lleno de libros y cuadros, de fotos. Nada de lujos, claro. Tenía una habitación que transformamos en estudio, con un sofá cama (conseguido tras la gestión de Luis Santiago, un amigo inolvidable), y las paredes estaban cubiertas de libros y cuadros. La salita la había transformado en una cocina comedor, y al costado estaba el cuarto de mi hija, con una ventana.
Por extraños designios de la vida, las cuatro sillas de mimbre del comedor pertenecieron al dramaturgo Julio Matas, que había vivido en el edificio antes de marcharse de Cuba. A la vecina que heredó su apartamento le cambié aquellas hermosas sillas de mimbre por algo que no recuerdo.
En este mismo edificio, pero en un piso más alto, vivía la actriz Ingrid González, primero con su ex, el crítico Rine Leal, y luego frequentado por los maridos subsiguientes de Ingrid, incluyendo a Reinaldo Arenas, Noel Nicola y Joaquín Ordoqui García Buchaca. Este último solía visitarnos y compartir incluso algún que otro pato congelado que había *robado* del freezer de sus padres. El viejo Joaquín Ordoqui y su esposa, la García Buchaca, permanecían bajo arresto domiciliario en una finca de los alrededores de La Habana. Así que Joaquinito, el único que podía entrar y salir de aquel sitio, se aficionó a la conversación filosófica con Heberto, pero nunca tocamos el tema de sus padres, óbviamente prohibido, pues hubiera sido una descortesía de nuestra parte. Por mucho que me mataba la curiosidad, jamás abrí mi boca con preguntas indiscretas.
El edificio tenía fama, es decir, mala fama --y hasta un indecente nombrete--, cuando en 1967, y tras una peripecia que pudiera ser tema para una novela, me mudé allí. Habíamos recorrido La Habana y el Mariano de entonces, en el viejo automóvil del escritor Antonio Benitez Rojo, en busca del apartamento menos malo que se ajustara a lo único que me ofrecían. Yo preferí aquel que estaba cerca de la Rampa, y que aunque no tenía refrigerador (otra odisea para luego conseguirlo), ni balcón a la calle, y se accedía al primer piso por una escalera siempre a oscuras, una vez que cerraba mi puerta lo invadía la luz maravillosa que entraba por la ventana. Eso era suficiente para mí.
No podía quejarme. En 1966, divorciada, y en la calle y sin llavín, como decimos, aquel sitio se transformó pronto en un hogar para mí y mi hija. Y luego para Heberto.
Cuando entré por primera vez, no se habían borrado las huellas de los antiguos moradores, sus vibraciones. Pronto, la vecina chismosa se encargó de informarme que Caridad, que así se llamaba la inquilina anterior, se había marchado a Estados Unidos, tras haber estado en prisión. Nunca supe el nombre completo de Caridad, pero aquella manzana y otras ofrendas religiosas que encontré en un rincón, presumían que buscó la protección de los dioses africanos, seguramente con la esperanza de que se le abrieran todos los caminos.
No sé si Caridad fue feliz allí o no, pero a nuestro modo, Heberto Padilla y yo lo fuimos, amándonos, viviendo intensamente y recibiendo a amigos (ahuyentando también a unos cuantos espías e informantes de la Seguridad del Estado). Allí escribió Heberto Fuera del juego, y yo, Juego de damas. Sí, fuimos felices en O y Humboldt, aunque como Caridad, terminásemos en una celda de la Seguridad del Estado.
Al cabo de 38 años sólo deseo recordar los momentos eternos: el amor, y la luz marina que se colaba por la ventana.

Friday, March 13, 2009


Celebrando el Día de la Mujer en el Rancho Casa Azul


El domingo, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, mi casa volvió a abrir sus puertas a los visitantes. Esta vez se trataba de familiares y amigos. La dulce Ani Arenas y el pintor Arturo Cuenca fueron los primeros en llegar. Al rato, Bertha Hernández, la primera esposa de Heberto, y madre de tres de sus hijos, Marìa Padilla (la segunda hija de Heberto) y María Josefina Callejas Cuza (mi hija) hicieron su aparición. La sorpresa fue Oscar Montoto, uno de los mellizos, de los tiempos de la Avenida 31, en La Habana. Ani vino cargada de vinos y quesos, así que lo sumamos al almuerzo que yo había preparado durante toda la mañana. María Padilla y Ani se encargaron de las fotos. Las de Ani son las únicas que tengo esta noche y van como prueba de lo bien que lo pasamos. Fue una tarde memorable, al punto de que fìjense en la foto donde estamos Cuenca y yo frente al laguito, y veràn al fondo uno de los cisnes que conviven en el rancho. También, la cámara de Ani captó a algunos de los animales que habitan este hermoso sitio, entre ellos a Boomer, mi perra husky y a Nala, mi gata blanca persa. Bueno, tengo ocho gatos, y los otros andaban por ahí, felices de disfrutar de la libertad y el paisaje. También abundan los patos, los pavo reales, los pájaros, gansos y varios cocodrilos.
También ha sido Ani la que ha bautizado este sitio, que en lo adelante se llamará Rancho Casa Azul, así que no lo olviden
A la izquierda: María Padilla, Belkis, Arturo Cuenca, Bertha Hernández y María Josefina Callejas Cuza

Add Image Arturo Cuenca y Belkis. Con cisne al fondo


María Padilla, Arturo Cuenca y Ani Arenas

Arturo Cuenca, Belkis y Ani Arenas






De izquierda a derecha: Oscar Montoto, Belkis (con ojos dormidos y boca abierta), Boomer, mi perra, María Padilla, Bertha Hernández, Arturo Cuenca y María Josefina Callejas Cuza

Fotos: Ani Arenas